domingo, 14 de diciembre de 2014

ANIMALES

Resulta gracioso ver cómo intentamos disimular lo que realmente somos: animales. Tan preocupados por la conciencia, por la moralidad, por la imagen... y dejamos atrás la mayor parte de nosotros mismos: el instinto. Nutrirse, comunicarse, reproducirse. No necesitamos nada más, pero somos tan estúpidos como para ingeniar otras preocupaciones, preocupaciones de las que podríamos prescindir totalmente.
Os pareceré hipócrita, ya que todas y cada unas de las entradas de este blog hablan de esas estúpidas y patéticas preocupaciones. Lo soy, pero no porque quiera; es algo que no podemos evitar, supongo que crear ese puñado de estupideces forma parte de nuestro instinto. 
¿Qué somos entonces? Supongo que el hijo mestizo entre un mono y la paloma del espíritu santo. Mitad animal, mitad dios. Sentimos cómo nuestra alma -o lo que quiera que sea- nos pide a gritos una razón de ser, a la vez que nos domina el instinto animal, ese tan perro, el que nos baja la sangre a la entrepierna.
En fin, voy a dejar de escribir porque debo pagar el precio por no ser un animal: ser responsable. Termino con un antipoema que escribí hace unos días.

''Animales en parte somos,
¿por qué no totalmente?
Correr desnudos,
defecar en esquinas,
miccionar en farolas...

Todo sería más sencillo,
todo sería mas auténtico,
sin mentiras, sin complejos,
sin la conciencia ni el pensamiento.''

domingo, 23 de noviembre de 2014

SI DURMIÉRAMOS UNA HORA MENOS...


Si durmiéramos una hora menos, viviríamos aproximadamente tres años más que el resto de la población. Yo suelo dormir unas tres horas menos de lo que recomiendan los médicos y demás hombres de blanco, así que cuando muera a los ochenta años -o por ahí- podré decirle a cualquier colega que soy nueve años más sabio que él. Y pensaréis ''menuda gilipollez'', y la mayoría de gente os dará la razón... Pero qué queréis que os diga; prefiero dormir menos y vivir más que dormir más y vivir menos. Además, durante la noche la ciudad se convierte en algo diferente de la abominable masa que es. Se vuelve tranquila, callada, reflexiva... 
Cuando caminas por las calles de madrugada puedes darte cuenta de muchas cosas. El otro día me pregunté cuánta gente estaría durmiendo sin tener la conciencia tranquila. Parece que las personas se han acostumbrado a eso, a mirar hacia otro lado y a esconder sus problemas tras capas de mentiras o de superficialidad.
Yo intento irme a la cama sin que mi cabeza me atormente, habiendo cumplido con mi parte... y eso es lo que le falta por hacer a un desmesurado número de personas... Si lo hicieran, todo sería más sencillo, más verdadero; la vida en sociedad se ahorraría una innumerable cantidad de problemas.
Lo comenté en otra entrada: A los veintiún años nuestro cuerpo comienza a morir, va envejeciendo lentamente; el tiempo, con su paso, va robándonos la vida poco a poco. Más vale aprovechar nuestro tiempo, más vale irse a dormir con la conciencia tranquila. Si os interesa, lo que yo hago es tratar de convencerme a mí mismo de que moriré a los treinta años. De este modo nunca aparto mis metas de la cabeza y disfruto de cada instante. Porque, si lo pensamos, el mayor objetivo del ser humano no ha cambiado desde el desafortunado momento en el que apareció: encontrar la felicidad. Y la felicidad no es otra cosa que luchar y alcanzar nuestros sueños, tratando siempre de disfrutar de la vida.

lunes, 17 de noviembre de 2014

SUS PREGUNTAS, MIS RESPUESTAS

¡Atención! ha llegado el momento que pocos estabais esperando... ¡Las respuestas a las preguntas que me habéis hecho estos días! La verdad, no sé qué decir. Han habido preguntas de todos tipo: absurdas, profundas, tergiversadas, paranoicas... Una macedonia que bien no sabría definir. En fin, tan solo he seleccionado siete -las que más me han gustado-... ¡ahí van!

1. Si tuvieras que elegir matar a Holden Caufield o a Jesucristo, ¿a quién escogerías?

Que intrincada cuestión planteas, amigo anónimo. ¿Cómo elegir a cuál de mis dos dioses asesinar? No, ahora en serio, mataría a Holden porque es depresivo, y así le ahorraría sufrimiento. Por otra parte, Jesús muere en la cruz... Supongo que estaría bien ahorrarle esa tortura. Sí, definitivamente me encargaría de Jesucristo; además, lo más probable es que me recompensase con la vida eterna en el paraíso -o lo que quiera que sea eso- por hacerle ese gran favor. Espero haber satisfecho tu intriga, amigo Pablo.

2. ¿Cómo te definirías en una palabra?

Depende del día de la semana. Los lunes, martes y miércoles (ir)responsable; los jueves vitalista y humanista; Hedonista y pecador los viernes y sábados, y sacrílego y penitente los domingos. Supongo que esa respuesta no te sirve. Probaré de nuevo. Sinceramente creo que la palabra que mejor me define es LAI·A. Cuando consigas traducirla te explico el porqué.

3. Si hubiera un armagedón que acabara con la civilización tal y como la conocemos matando a miles de millones de personas, lo primero que harías sería: a) Establecer un gobierno estable (democrático o dictatorial); b) Procrear con todo lo que se mueva; o c) Preservar todo el conocimiento posible. (Justifica tu respuesta).

En fin, menuda ida de olla. Lo primero que haría si hubiera un armagedón sería establecer un gobierno dictatorial, cuya ideología, cómo no, sería la de las cuatro puntas. El motivo por el cual escojo este sistema de gobierno es porque tras el estallido de semejante desastre, en la tierra reinaría la anarquía, y la única forma de poner orden sería mediante la fuerza. Una vez ''estabilizada'' la sociedad, implantaría un sistema de democracia por competencias y fomentaría la recuperación de la cultura y el conocimiento.

4. ¿Escribes lo que escribes para gustar o es realmente lo que te inquieta?

Buena pregunta. Creo sincera y firmemente que no escribir lo que realmente sientes o te inquieta es una verdadera pérdida de tiempo. Lo creo por muchas razones, pero la primordial es porque ese texto no contendrá nada tuyo, nada nuevo, nada que te haga sentir bien contigo mismo. Yo siempre escribo sobre lo que me pasa por la cabeza, aunque es obvio que también me gusta que la gente valore lo que hago.

5. Hola Javier, ¿cuál es tu fuente de inspiración?

Hola anónimo. Yo me inspiro en lo que entra por mis ojos. Me dedico a observar, sobre todo a personas y su comportamiento (en ocasiones creo un alter ego para conocer mejor a ciertos individuos), aunque también  saco ideas de cosas más simples: de la naturaleza o de los objetos. Mi fuente de inspiración es mi día a día; la información me llega a través de los sentidos y yo lo único que hago es reinterpretarla, plasmar en un papel mi punto de vista.

6. ¿Qué tres cosas aprecias más en una persona?

Son tres cosas simples, pero a la vez difíciles de encontrar. La primera, que sea fiel a sus principios, que sea ella misma; La segunda, que no mienta; y la tercera, que pueda estar sentada en silencio junto a ella y sentirme cómodo. No necesito nada más.

7. Si tuvieras que transformarte en uno de tus amigos, ¿quién sería y por qué? 

Me transformaría en alguna de mis amigas, indiferentemente  de cuál de ellas se tratase. No es que sea gay ni nada de eso, es que convertirme en uno de mis amigos significaría no cambiar a penas... en cambio, convertirme en mujer sí sería un cambio radical (...Pero... ¿luego volvería a ser yo? Si no es así, prefiero convertirme en mi perro Baby, siempre he pensado que poder comportarse como un animal sin que nadie te juzgue es el sueño de todo ser humano),

PREGUNTA BONUS. ¿Te gusta tu pelo?

Quería responder a esta pregunta porque se trata, para mí, de un tema muy espinoso y trascendental. La relación amor odio con mi cabello es bien conocida por muchos. Me encanta hacer estupideces inquietantes con mi pelo, sobre todo al salir de la ducha (véase snapchat: jmitjans). Por otro lado, me siento frustrado porque los mechones campan a sus aires como si de los tentáculos de pulpo esquizofrénico se tratasen. 
Quería añadir que siento un profundo temor a quedarme calvo, llegando incluso a padecer terribles pesadillas.

En fin, espero que hayáis disfrutado con esta sesión de preguntas y respuestas. Tan solo me queda dar mis agradecimientos a todos aquellos que habéis participado. Si alguien está ofendido porque su pregunta no ha sido publicada, que lance agravios contra mi persona o que me escriba para pedir su respuesta, que se la daré encantado.

lunes, 10 de noviembre de 2014

CAMBIA CON EL TIEMPO

Las cosas cambian en seis meses. Sorprende. Hace unos ciento ochenta días creía tener la vida planeada... y miradme ahora, a la deriva. Sabía qué quería, cómo lo quería y cuándo lo quería. Ahora solo sé que me llamo Javi y que me gusta escribir.
La vida se crea y se destruye; renace y vuelve a desaparecer. Cambia. Hace seis meses quería compartirla con una persona, ahora con otra: yo. Hace seis meses creía que en la vida no había cabida para los milagros, y cuando nació mi sobrino me di cuenta de que la misma vida era un milagro.
Felicidad, tristeza, cambio. Cambio; sí, ese es el sustantivo que mejor define vivir. La vida nos sorprende, nos atemoriza, nos fascina... y en esa inestabilidad es en la que encontramos belleza, la belleza que nos quita del suicidio, la belleza que nos define como humanos: la emoción.
Ahora navego a la deriva.. y no sabría decir si soy feliz, tan solo que disfruto viviendo; porque en el mismo cambio, en el mismo desconocimiento del porvenir, veo lo grande, frustrante y maravillosa que es esta perra vida.
Solo estoy seguro de una cosa: algún día moriré. No sé cual es el camino que me llevará hasta ese destino, tan solo sé que disfrutaré de él. 
A los veintiún años nuestro cuerpo empieza a morir. Muere lentamente, día a día, dejando que el tiempo con su paso nos vaya atrofiando. La vida va cambiando constantemente, y no voy desperdiciar mi tiempo preguntándome el porqué o intentando aferrarme a una estabilidad inexistente. Voy a aprovecharla, porque dudo que alguien quiera llegar a la tumba preguntándose el ''y si...''.

lunes, 3 de noviembre de 2014

LEJOS DE AQUÍ

Mi cuerpo con los pies sobre esta tierra, mi alma a catorce mil kilómetros de distancia. Ahí es donde realmente quisiera estar, alejado de tanta rutina, alejado de tanto problema, alejado de esta desquiciante sociedad desquiciada. Largarme lejos de aquí, ver todo desde otra perspectiva; observar para comprender, comprender para reparar. Eso es lo que necesito, lo que realmente necesitan decenas y cientos y miles de personas. Pero no se puede.
Despierto sin ropa tumbado en mi cama, desazonado por una terrible resaca y me pregunto ''¿por qué?''. ¿Por qué no desaparecer? ¿Por qué no largarse y esconderse de tanto problema? Porque eso es lo que haría un cobarde. Conozco a cientos de cobardes y no quisiera verme reflejado en el espejo y sentirme como uno de ellos. Debes solucionarlo, enfrentarte a ello. Si no tus diablos te estarán persiguiendo eternamente; no físicamente, pero sí en tu conciencia. La conciencia nunca descansa; es estricta, pero también justa: si no estás de acuerdo con ella, te llevará al tormento.
Somos unos hipócritas. Sí, todos y cada uno de nosotros... porque nos fascina nuestra conciencia cuando concordamos con ella y nos repugna cuando la desobedecemos. 
Los problemas son un cáncer que debemos extirpar. Me gustaría marcharme lejos de aquí. No para esconderme de ellos, sino para calmarme, para comprender; ver las cosas desde otro punto de vista para volver y ser capaz de arreglarlas. Pero no puedo, estoy encadenado a la responsabilidad. Una vez escuché una verso que decía ''La vida es bella, habrá que encontrar el lugar''. Toda una gilipollez; una gilipollez hermosa, eso sí. El caso es que no puedes marcharte, no puedes dejarlo todo... No has de encontrar el lugar donde ser feliz, has de crearlo.

martes, 28 de octubre de 2014

EL ACECHO DE LOS REMORDIMIENTOS

Todos necesitamos algo para ser felices. No es amor, no es estabilidad, no es dinero, no es salud... Nada de eso. Es algo más básico, es la base de nuestros sentimientos: es la conciencia. Algo tan sencillo y tan complicado a la vez... Ahí es donde comienza todo: el amor, el odio, la calma, la ansiedad...
Hoy día parece que la persona ha olvidado esa parte de ella misma. Veo dolor, veo repugnancia, veo hipocresía... pero sobre todo veo indiferencia. Echar la mirada a un lado es nuestra actividad favorita.
La gente hace daño y sigue su camino, dejando atrás pedazos de las vidas que han roto sin pararse a arreglarlas, incluyendo las suyas mismas. Me da lástima, aunque también me da ascoConfío en que a cada cerdo le llegue su san Martín, confío en que se les vaya desangrando el alma poco a poco... Aunque desearía que dieran media vuelta y corrigieran sus errores. 
Todo el mundo debería estar en paz con su conciencia. La vida sería más sencilla y se diezmaría el sufrimiento. Cuídate a ti mismo, solo así podrás cuidar de los demás.
Hay noches en las que no puedo dormir; noches en las que mis actos y mis pensamientos me persiguen; noches cargadas de pesadillas estando despierto; noches en las que mi alma grita pidiendo perdón... ¿Cómo vas a vivir si no estás de acuerdo con tu propia vida? Hipócrita.
Por eso digo que lo que necesitamos para ser felices no es amor, no es estabilidad, no es dinero, no es salud... lo que necesitamos para ser felices es estar en paz con nuestra conciencia, estar en paz con nosotros mismos.

lunes, 20 de octubre de 2014

EL INSTINTO DE LA MENTIRA

Me pregunto por qué necesitamos tanto a la mentira. Si nos paramos a pensar, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo mintiendo. Mentimos a los demás y a nosotros mismos; mentiras, mentiras... nada más que mentiras. El séptimo mandamiento siempre nos golpea en la cara. 
Mentir es una esencia del ser humano, casi un instinto. Hace que la convivencia sea más sencilla. Supervivencia, se remonta sencillamente a eso. ¿Te has llegado a plantear qué sucedería si todo el mundo dijera la verdad? La sociedad estallaría en caos.
Hay mentiras de toda clase. Mentiras para complacer, mentiras para no herir, mentiras para el autoengaño, mentiras para engañar, mentiras, mentiras... nada más que mentiras.

-¿Qué tal estoy?
-¡Estupenda! (Estás horrible, ¿de verdad crees que ese vestido va a esconder tus lorzas, gorda de mierda?)

Está claro que no podríamos convivir así. 

-Por favor, limosna para comer...
-Lo siento amigo, no llevo nada... (Puto indigente de mierda, ¿crees que voy a darte dinero para que te lo gastes en drogas? Anda, lárgate y deja de ensuciar mi calle)

Duras palabras que jamás llegaremos a escupir.

-¿Qué previsión tiene para el 2015?
-Recuperación. Bajaremos los impuestos. (Seguiremos en la mierda)

Nunca se atreverán a decir toda la verdad. 

Y es que así funcionamos; nada es perfecto, pero queremos que todo lo sea. Es como la literatura, como un poema de Becquer: todo mentiras, mentiras que nos hacen ver de este un mundo más hermoso. Y no sé muy bien si por desgracia, pero así es; necesitamos mentir, nos gusta mentir... porque si no lo hiciéramos nuestra vida sería cruda y monótona

Siento no haber publicado desde el lunes pasado, llevo toda la semana cabalgando en alpaca por la Cordillera de los Andes.

lunes, 13 de octubre de 2014

LO QUE NECESITO

Puede que conozca el destino, pero no el camino. Puede que conozca el camino, pero no el destino. Puede que no conozca ninguno de los dos. Lo más sensato es que me deje llevar. Ni el ayer, ni el mañana... Tan solo el hoy. Tantos sueños me destrozan; tantos objetivos, tantas metas... Tantos recuerdos me ahogan; tantas conversaciones, tantas imágenes... Estoy cansado, cansado de pensar y no actuar, cansado de actuar y no pensar. Necesito un respiro, una tregua entre mi cuerpo y mi alma... necesito calma, silencio, ruido, soledad, calor, frío, escuchar los latidos de mi corazón. Necesito sentirme vivo sintiendo que voy a morir. Alto, no puedo avanzar. Bajo, no puedo retroceder.
Odio la televisión, me hace sentir inútil y repugnante
Desesperación es cuando siento que me deja de gustar el mundo. Es cuando necesito crear un nuevo personaje en el que sumergirme. Es cuando deseo sumergirme y olvidar a mi sombra. Es cuando parece que mi sombra sea la única que me comprende.
Tantos pensamientos obstruyen mis conexiones neuronales. Me iría a dormir si mi conciencia me dejara hacerlo...

jueves, 9 de octubre de 2014

ENTRE FRASES RACISTAS I

Adoro ir caminando por la calle y escuchar una frase cargada de racismo.  Yo no me considero racista, pero me encanta ver que hay gente que sí lo es, porque puedo mirarles con desprecio sin sentirme mal. La verdad es que hay que ser estúpido para creer que una persona es mejor que otra por su cultura o el color de su pellejo. Yo creo que hay personas superiores a otras, pero lo que las distingue del resto no son ni sus rasgos faciales, ni sus creencias ni su tono de piel.
En fin, he decidido que a partir de ahora voy a ir apuntando las frases racistas que vaya escuchando por ahí para después publicarlas en este blog. Las que os traigo hoy son algunas que recuerdo de memoria... ahí van:

''El dinero de aquel país olía mal porque lo tocaban los negros''

''Deberíamos fumigar a todos los chinos, son como una plaga de cucarachas''

''¿Negro y maricón? Cómo se ha pasado Dios con este chico...''

''Mi abuela se santiguaba cada vez que veía a un negro''

''Yo no soy racista, soy ordenado''

''Cuando haya un papa nazi y un presidente negro se acabará el mundo''

''A Dios, igual que a mí, le repugnan los negros''

''Puto negro, si te metiera un palo por el culo parecerías un magnum''

''Mira papá, ese gorila parece un negro''

Y eso es todo por hoy. Supongo que los que seáis de humor negro os habréis echado unas risas -o quizá no-. A mí lo que me resulta jocoso es que la mayoría de esas barbaridades las han escupido personas religiosas y practicantes... En fin, hipocresía en estado puro.

miércoles, 8 de octubre de 2014

CARTA A LA MELANCOLÍA

''Melancolía, maldita melancolía... Nos haces tan débiles... Nunca he entendido cómo funcionas, pero me repugnas. Me traes todos aquellos recuerdos cargados de emociones para después decirme que nunca volverán. Eres una mentira, nada más que una sucia y desesperante mentira. Nos regalas la enfermedad del miedo al cambio, nos fuerzas a retroceder al pasado. Te odio.
Tengo que decirte algo: no vas a persuadirme para que me quede en esta rutina por temor a que el futuro sea peor. No vas a conseguir que no me arriesgue para ir a mejor; no vas a convertirme en un cobarde. No voy a ser uno de los desgraciados que caiga en tus brazos, melancolía.
¿Por qué no sales de mi cabeza? Eres el cáncer que debo extirpar, un cáncer que no puedo evitar ver con ternura. ¿Por qué haces que se abran las cicatrices de mi corazón? Déjalas donde están, yo me encargaré de ellas.''

En fin, la escribí hace algún tiempo y hoy me ha hecho reflexionar. Veo mis heridas del corazón, más bien las siento. Son recientes. Sé que todo este alcohol no me hará olvidarlas... Si alguna vez te sientes como yo, no seas débil. No caigas en lo fácil, en lo superfluo. Eso se va tan rápido como viene. Sigue por tu camino aunque esté siendo más complicado que nunca. Paso tras paso, solo así podrás volver a correr por la vida.

Me despido pidiendo disculpas por el sentimentalismo.


domingo, 5 de octubre de 2014

¿JUICIO? ¿QUÉ ES ESO?

Tanta política me da asco. Tantas opiniones, tantos pensamientos, tantos sinsentidos. Zurdos, diestros, blancos, negros... Comunistas, liberales, conservadores, progresistas... Son todos la misma mierda, la misma calaña. Es como el cristiano que cree ser buena persona solo por ir a misa. Los valores no se regalan al asociarse a una ideología; los valores han de cimentarse, han de trabajarse, han de construirse...
No has de seguir al rebaño cual borrego: coge lo bueno de cada manada y sigue por tu propia cuenta. No dejes engañarte con mentiras ni promesas vacías. Necesitas lo que debería determinar a cada persona como ser humano: juicio. Y el juicio no lo regalan, no es algo con lo que se pueda traficar; lo has de conseguir tú mismo. Es lo que te dará la opción de ser libre, de creer en lo que realmente sientes.
Con el mío he formado alguna que otra idea, como la del nacionalismo. De verdad que no entiendo cómo tanta gente daría su vida por su nación. Tantas banderas, tantos himnos, tantos juramentos... Tanta bazofia me produce verdaderas ganas de vomitar. Tu única nación debería ser tu familia y las personas que te importan. Lucha por ellos, no por una idea repleta de engaños y sueños rotos. Déjate de tanto patriotismo, de tanta diferencia, de tanta gama cromática... ¿de verdad no nos iría mejor estar unidos? Si el nacionalismo es sentirse arraigado a la tierra de la cual procedes, reconozco ser nacionalista, pero hay miles de otras tierras que me producen tanta fascinación como la mía. No entiendo por qué tanta gente discrimina a otras culturas; eso no es nacionalismo, eso es ignorancia
En fin, me estoy empezando a calentar yéndome por las ramas. Lo que quiero decir es que no debes permitir que te hagan creer en algo: cree por tu propia cuenta. A mí no me importa que seas anarquista, o católico, o incluso fascista... Me trae sin cuidado. Lo único que verdaderamente me importa es que sientas lo que creas y que creas en ello por tu propia cuenta, no porque así te lo hayan enseñado. 

jueves, 2 de octubre de 2014

QUE CORRA LA SANGRE

El hombre dice que aparte la mirada, yo me niego. Tengo la vista clavada en la aguja que empieza a penetrar la piel de mi brazo izquierdo. Noto un dolor agudo, punzante, pero no me importa. Abro y cierro la mano para que la sangre bombee con fuerza y esta empieza a escapar de mi cuerpo por un tubo de plástico. La bolsa se va llenando, poco a poco. Medio litro. Siento el profundo deseo de que explote, tintando de rojo la habitación.
Me gustaría que la sangre que he donado fuera destinada a saciar la sed del conde Drácula, pero sé que eso no ocurrirá. Irá a correr por el sistema venoso de cualquier criatura del Señor. Ojalá vaya destinada a una buena persona, porque me sacaría de quicio ayudar a un malnacido; de verdad que me odiaría a mí mismo, sobre todo si es un jodido hipócrita.
Sinceramente, no sé bien por qué lo he hecho. Quizá para limpiar karma, sangre y todas esas chorradas. Quizá para ayudar a aquellas personas que necesitan transfusiones, aunque lo dudo mucho. Lo más probable es que lo haya hecho para recordar el color de mi sangre, para experimentar algo parecido a lo que se siente al desangrarse lentamente. Y es que me gusta verla; siento gran respeto por ella, porque es la que me permite continuar con vida y la que hace circular la adrenalina por mi cuerpo.

martes, 30 de septiembre de 2014

TENGO UNA ENFERMEDAD TERMINAL


Me pregunto qué concepción tendría de la vida si padeciese una enfermedad terminal. Supongo que, como muchos, saborearía cada instante y exprimiría cada minuto. Acabaría todo aquello que dejé a medias, todo aquello que realmente merecía la pena. Pediría disculpas a todas las personas a las que he hecho daño. Redimiría mis malas acciones y zanjaría asuntos pendientes con mi conciencia. Probaría cosas nuevas, dejaría que mi cuerpo experimentase. Leería todos aquellos libros que dejé pendientes. Conocería a gente nueva, me dejaría llevar... pero ante todo buscaría la manera de estar en paz conmigo mismo.

No nos damos cuenta. No nos damos cuenta de que todos y cada uno de nosotros padecemos una misma enfermedad terminal: la vida. La vida siempre nos lleva a la muerte, sin excepción alguna. Puede que lo haga en una hora, en un mes, en un año... pero siempre lo hace. No quiero que llegues al final del camino preguntándote si has hecho lo correcto; quiero que lo sepas con certeza. Conoce, pide perdón, disfruta, experimenta... sobre todo no te avergüences de tu conciencia; siente haber aprovechado tu tiempo.
¿De qué sirve llorar? El llanto es el peor defecto del ser humano. Ojalá pudiéramos prescindir de él, pero somos débiles; es algo inevitable. Odio sentirme deprimido, me da asco, aunque puedo reconocer que aprendo de ello. El caso es que siempre hemos de seguir caminando por esta carretera del desierto; si nos detenemos nunca llegaremos al pozo y moriremos por deshidratación.
Sigue caminando, corre, vuela... Exprime el tiempo que te queda, porque te aseguro que esta enfermedad terminal va a matarte... ojalá pudieras darte cuenta.

¡Siento si os he preocupado con el título!



miércoles, 24 de septiembre de 2014

EN ESTADO FEBRIL

En estado febril la realidad se distorsiona. El dolor de huesos copula con el ardor de cabeza dando paso a un sinfín de pesadillas que  continúan cuando despiertas en forma de alucinaciones. La luz confunde igual que la oscuridad. Puedes ver formas extrañas rodeándote y sientes un extraño miedo que brota de tu frente igual que el sudor frío.
Odio enfermar, me siento débil y contagioso. El dolor de cuello no me deja tragar saliva y la fiebre hace que tenga frío cuando hace calor. Mi cuerpo está helado pero mis poros emanan sudor.
Es una sensación agobiante, delirante, desquiciante... Te hace desear el coma a tal de dejar de pensar en esta escalofriante agonía.
Si ya pierdo las ganas por la fiebre no quiero imaginar cómo me sentiría si padeciera alguna enfermedad terminal, como un cáncer que ha desarrollado metástasis y que no ha sido detectado a tiempo. Eso sí que es jodido, así que voy a dejar de quejarme y doy paso a la despedida, esta vez con unas estrofas de un antipoeta, uno de los grandes de Chile.

Moscas en la mierda

''Al señor - al turista - al revolucionario
me gustaría hacerles una sola pregunta:
¿alguna vez vieron una nube de moscas
revolotear en torno a una plasta de mierda
aterrizar y trabajar en la mierda?
¿han visto moscas alguna vez en la mierda?

porque yo nací y me crié con las moscas
en una casa rodeada de mierda''

-Nicanor Parra

domingo, 21 de septiembre de 2014

EL PRECIO DE UNA PERSONA

Me pregunto cual es el precio de una vida. ¿De verdad hay personas que valen más que otras? Supongo que sí, o al menos así lo creo yo. Nadie puede determinar tu valor, eso tan solo puedes hacerlo tú mismo. 
Las mentiras, los engaños, las traiciones... todo eso te convierte en un ser despreciable, porque es lo que hace que no estés bien contigo mismo. Cuanto más pienso en las personas más extrañas me parecen. Me pregunto por qué Dios -o quien quiera que sea- quiso hacernos así, tan complicados y tan instintivos a la vez.
Si haces algo con lo que no te sientas bien, si te contradices y comienzas una batalla contigo mismo, arrepiéntete. Comienza de nuevo. 
He hecho daño, he mentido, he sido alguien diferente a mí. Me arrepiento. Quiero que mi alma tenga algún valor. Quiero estar en paz conmigo mismo. Quiero ser quien realmente soy, pero la mayoría de las veces es demasiado complicado. Siempre hay que seguir hacia delante, aprendiendo de los errores y esforzándote para no recaer en ellos, siendo tú mismo sin dejarse influenciar. Eso te convertirá en alguien digno, en alguien digno de merecer esta vida. 
Somos tan estúpidos... Tenemos el mayor regalo del universo: la vida. Y no obstante la desperdiciamos, la despreciamos y la maldecimos. 
Hay que valorar lo que se tiene, porque siempre llega aquel día en el que se acaba... Ojalá no hubiera cometido tantos errores, porque los errores nos roban las partes más importantes de nuestra vida. Pero hay que ser fuerte, hay que seguir hacia delante sin preocuparse tanto por el porqué... Tan solo por el cómo, por si estas actuando como realmente quisieras actuar. Eso te convertirá en una persona superior, en una persona con valor. En alguien que se quita de encima el lastre del arrepentimiento; no porque quiera, si no porque no lo necesita.

jueves, 18 de septiembre de 2014

MOTORES Y CORAZONES

La sangre debe enfriarse. La noto corriendo por mis venas a más de ciento treinta pulsaciones por minuto. Las personas somos motores: si nos pasamos de revoluciones, ardemos. La sangre debe enfriarse, y nuestro único refrigerante es el tiempo. 
Corre, corre, corre y no puede frenar. Desesperada y furiosa sobrealimenta mi cerebro y no me deja pensar con claridad. Más vale dejar de intentarlo, desconectar las neuronas y dejarse llevar. Después de tomar una decisión lo más probable es que te arrepientas. No te preguntes el por qué, ni se te ocurra preguntarte el por qué. Recuerda que tomaste la decisión por algo, no importa lo que quiera que fuese; tú tan solo has de ser coherente y firme con lo que comienzas.
Los cambios son difíciles, son extraños, son atemorizadores... pero si no hubiera cambios nuestra vida seria un estanque, no avanzaría. Y una vida en punto muerto no es una vida. Sería como encender el motor y no arrancar, como quedarse en la acera gastando combustible.
Hay que reincorporarse a la carretera, conducir con precaución cuando fallen los neumáticos o los faros y continuar por esta autopista al infierno hasta que se averíe e inutilice aquel motor al que llamamos corazón.

Siento haberos hecho extrapolar tanto. Doy por terminada la breve entrada de hoy con una frase que escribí no quiero recordar cuándo.

''Los cambios forman parte de la vida. La vida forma parte de un constante cambio''

lunes, 15 de septiembre de 2014

LO QUE SE ESCONDE TRAS LOS OJOS

Los ojos son extraños. Si lo piensas en frío no es más que un órgano que nos permite ver; un órgano formado por córnea, iris, pupila y otras muchas partes que no quiero recordar, como el canal hialoideo. Pero lo que realmente me fascina de los ojos es la cantidad de sentimientos que albergan tras de sí. 
Hay todo tipo de ojos; ojos de miedo, ojos de sinceridad, ojos de vergüenza, ojos de ira, ojos de lujuria, ojos de mentira, ojos de soberbia... Incluso ojos de amor, hoy día los más difíciles de encontrar. Yo puedo verlo, puedo saber qué sientes observando tu mirada. Puedo ver tu mentira y tu vergüenza. Puedo ver tu pasión y puedo dejarme llevar por el desquiciante laberinto de tu mirada. 
Tengo miedo, miedo a que mis ojos me delaten... Ojalá pudiera esconderlos siempre tras unas gafas de culo de botella tintadas en negro. No quiero que me delaten porque tendré que dejarme llevar por mis sentimientos, aquellos tan censurados en esta sociedad... Somos pasionales, somos racionales; somos una mezcla entre dios y animal... Somos engendros, e intentamos disimular nuestra naturaleza tras una ensayada cordura, plagada de convencionalismos. 
Estoy seguro de que si todos nos miráramos a los ojos esta repugnante, asfixiante y delirante vida sería descabelladamente bella.
Os preguntaréis a qué viene tanto ojo -o quizá no os importe lo más mínimo-; el caso es que llevaba ya tiempo planteando esta entrada, hasta que hoy me he lanzado a desgastar la mina de mi lápiz inspirado por un video que me ha sorprendido, aunque ya conociera lo que se explicaba en él.


Puede que os parezca una mera mariconada, o puede que os guste... La verdad, me es indiferente.

domingo, 14 de septiembre de 2014

MENTIRAS BAJO JURAMENTO

Es curioso ver cuánto engañan las personas. Una mentira, otra; una más. Así sucesivamente, sin remordimientos. Como un mecanismo arraigado a nuestro cerebro, como un sistema informático que va mejorando año tras año, día tras día. Estoy harto, siento que me va a explotar la cabeza. Como un martillo que va rebotando y reventando a golpes mi cráneo, como un virus en mi pensamiento que aniquila mis ganas de amor. Sería un hipócrita si os dijera que nunca miento, igual que si vosotros lo hicierais. Sé que a veces hay que mentir por complacencia, o quizá por respeto; de todos modos siento un aguijón en mi cabeza que me dice <<di la verdad, no seas cobarde>>. Pero somos débiles y necesitamos las mentiras para poder ''vivir en paz'', por así decirlo.
Hay mentiras que duelen todavía más: aquellas que se llevan a cabo bajo juramento. Jurar es algo serio, aunque parece que, por desgracia, la mayoría de la gente no puede verlo. Eso es lo que verdaderamente me saca de quicio, lo que hace que sienta que me va a explotar la cabeza. Eso es traición. Eso es engaño. Pero no importa, hay que seguir siempre hacia adelante... La esperanza es lo último que se pierde, ¿no? Eso espero. Refugiarse en el pasado es una tortura. Te hace todavía más débil y te arrebata las otras dos partes de la vida: el presente, cargado de emociones, y el futuro, cargado de sueños. Sé fuerte, perdona tus mentiras y las de los demás e intenta continuar hacia delante con un poco de decencia, la poca que te queda y que podrá convertirte en alguien más fuerte.
Y es que lo que más duele en esta perra vida es que nos mientan; que nos dejen saborear el aroma de los sueños para que después nos lo quiten de los dientes. Pero hay que seguir hacia delante, confiando o no en los que te rodean, siempre creyendo en lo que de verdad sientes y nunca dejándote engañar por la mezquindad del ''maravilloso'' ser humano.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

EN UN BAR DEL INFIERNO

He pasado gran parte de la noche en un pub de la zona, tomando uno o dos pares de cervezas. Necesitaba relajarme, supongo, o quizá tan solo quería salir a tomar el aire en el interior de un antro subterráneo. Me he ido encontrando a bastantes conocidos, y todos tenían su opinión sobre este blog. Uno me dijo que le gustó bastante, otro que estaba loco, otro no creía posible que yo escribiera un blog, otro no creía posible que yo escribiera este blog y así sucesivamente... Todo críticas; algunas positivas, otras negativas, pero todo críticas: opiniones. Cada una distinta, y es que no hay dos personas iguales. A mí no me importa que me insultes a mí y a mi blog, no me desmoralizará en absoluto. Prefiero que seas sincero y que no lo leas si no te gusta, de verdad. Respeto la opinión, aunque en ocasiones no me importe lo más mínimo. Escribo lo que me gusta y como me gusta, y si veo que alguna crítica puede ayudarme a mejorar en lo mío la tomaré en cuenta. 
En fin, me estoy yendo por las ramas. Lo que quería decir desde el principio es que no he escrito durante dos días porque me he visto invadido por la desesperación, sin fuerzas ni inspiración. Así que he pensado que lo mejor sería recordar los viejos tiempos -no me preguntéis por qué-, y la mejor manera de hacerlo es publicando un relato que escribí hace dos años y que he estado mejorando. No es mi favorito, de hecho creo que está poco logrado, pero ahí va:


<<En aquella sociedad no estaba bien visto tratar a un oficial de aquella manera tan vulgar. Supongo que por eso mismo acepté la sentencia, aunque en el fondo sabía que no era del todo justa.

Mi rango para entonces era el de cabo, nada más que un pelele en aquel repugnante  y poco moral ejército.  Fui degradado al puesto de empalador. Era un oficio desquiciante, que consistía básicamente en clavar todo tipo de extremidades en mástiles de madera y colocarlos alrededor de la muralla de la ciudad. Todo para atemorizar al enemigo y reducir la hostilidad del proletariado.

Pasé varios meses degollando, troceando, mutilando y despedazando cuerpos de toda clase y de toda raza humana. A cada día que pasaba mi sangre se enfriaba y mecanizaba, hasta el día en que me convertí en nada más que en una máquina carnicera.
Sesos, vísceras, intestinos, grasa… sangre y más sangre. Pero hubo un día en el que me harté y comencé a gestar en mi mente un plan maquiavélico, más bien genocida: empalar a todos y cada uno de los oficiales de aquel miserable ejército.

Amaneció nublado una mañana de un mes que no logro recordar. Tras desvanecerse las primeras nieblas, la gente comenzó a observar en lo alto de los edificios de la plaza mayor a todos los malnacidos que tanto les hicieron sufrir, sin excepción alguna.

Comenzaron a reír y a bailar sobre la sangre de aquellos seres sin alma, regocijándose y aclamando al hombre que realizó tan honorable hazaña. Nadie supo quién era.

Supongo que os preguntaréis qué fue de mí. El caso es que no podía vivir con aquel sentimiento sobre mí, con aquella culpa que vino por asesinar a tanta gente, aunque esta no fuera especialmente honrada. Así que, como ordenó mi conciencia, fui el último en empalarme, y lo hice en el mismo centro de aquella asquerosa plaza mayor. Supongo que por eso mismo estoy aquí, contándoos mi historia en este bar del infierno>>.

domingo, 7 de septiembre de 2014

EL INSOMNIO Y SUS NOCHES LOCAS


En ocasiones desperdiciar la vida es sinónimo de disfrutarla. Aquellas tonterías, aquellas risas inútiles por cosas sin trascendencia, son las que hacen que nos sintamos vivos realmente. Ayer estuve hablando sobre cómo dominar nuestra libertad, nuestras emociones... Sobre cómo tener control de nuestro cuerpo y nuestra mente. Somos humanos, y como tales no podemos controlarlo todo; es imposible. Pero sienta bien intentarlo, igual que sienta bien dejarse llevar de vez en cuando por los sentimientos y las corazonadas. 

Esta noche tenía pensado trabajar en la corrección de mi novela. No lo he hecho. He estado bebiendo y jugando a videojuegos en casa con un amigo de una y media a diez de la mañana. Después nos hemos ido a tomar un café a un bar, mientras la gente nos miraba como si fuéramos drogodependientes, cuando en realidad tan solo estábamos afectados por el sueño. Mi amigo tiene insomnio. Yo nunca he sufrido de insomnio, pero sí he pasado varios días sin dormir -tres y medio, para ser exactos-, y cuando pasas tanto tiempo despierto la realidad se distorsiona, ves y piensas las cosas de forma distinta. Dejan de importarte las cosas trascendentes, tan solo piensas en tonterías, como en el movimiento de una hoja. Puedes ver cosas extrañas, como rostros distintos en las caras de los conocidos, y la verdad es que es tan entretenido como agotador. Lo provechoso de mi trabajo es que puedo crear nuevas ideas a partir de estas experiencias, aunque no sean más que tonterías; puedo crear historias a partir de las alucinaciones y reflexiones que trae el no dormir, igual que puedo crearlas a partir de otras cosas que mucha gente llamaría inútiles. Para ellos no son más que formas o hechos irrelevantes; yo veo en ellas una mina de ideas.
Mi amigo insomne y yo pasamos muchas noches trasnochando, casi siempre vemos salir el sol. En esas largas horas se nos ocurren muchas, cientos de cosas que hacer. El otro día, por ejemplo, preparamos un bocadillo de macarrones y su sabor nos sorprendió gratamente; pensamos que lo más probable es que al hombre que creó el bocadillo de calamares se le ocurriera de la misma
forma que se nos ocurrió a nosotros. Y es que en ocasiones la locura, lo diferente, puede ser buena e innovadora. Sé que un bocadillo de macarrones no es más que una sandez, pero si algún día tienes una buena idea por la que te llamen loco no la dejes escapar. Haz caso omiso a sus palabras y no dejes que te corten las alas.

sábado, 6 de septiembre de 2014

SOBRE LA LIBERTAD

Una de las cuestiones que más me ha preocupado desde que uso la razón con sentido -o al menos eso creo- es la de la libertad. ¿Qué es la libertad? ¿A caso existe? En mi opinión, podemos hablar de dos conceptos: la libertad propiamente dicha y la libertad social.
La libertad propiamente dicha es aquella que nos permite tomar nuestras propias decisiones. Pero yo no he elegido este rostro ni estas manos, ni siquiera esta vida... ¿entonces por qué tengo que vivirla? Eso no es nuestra libertad, no somos omnipotentes; hay cosas que jamás podremos decidir, cosas como la vida, la muerte, el cuerpo o la mente. Todo sería mucho más fácil, todo sería perfecto... Pero somos humanos, no dioses, y uno de nuestros rasgos es la imperfección. Nuestra libertad se forma alrededor del libre albedrío, la habilidad de tomar nuestras propias decisiones, pero no sus consecuencias. El problema está en que esa capacidad no es perfecta, por mucha gente que así lo crea. Suele fallar, hay veces que no podemos tomar una decisión por mucho que queramos, y todo ello por una de nuestras debilidades, la más bella de todas: las emociones. Las emociones son casi incontrolables, son lo que nos otorga nuestro lado salvaje, nuestro lado animal. Un toxicómano, por mucho que quiera dejar la heroína, si encuentra una dosis lo más probable es que se la chute. Un tipo corriente, por mucho que no quiera asesinar a nadie, si tiene un revólver en la mano frente al hombre que acaba de degollar a su madre, lo más seguro es que le pegue un tiro. Somos animales, somos impulsivos, estamos dominados por nuestro lado salvaje: las emociones. Y la única manera de llegar a ser casi o totalmente libres es dominándolas a través de la templanza. Consiguiendo controlar nuestro cuerpo y nuestra mente dominaremos nuestra vida. Suena sencillo. No lo es.
Otro punto de vista de la libertad es la libertad social. Similar  a la libertad propiamente dicha y a la vez incomparable. Los humanos somos animales formados y repletos por miedos e inseguridades. Necesitamos la sociedad para sobrevivir, pero para vivir en ella hemos de vender nuestra libertad ciñéndonos a unas normas. Sigue en juego el libre albedrío, por supuesto, pero las emociones evolucionan haciéndose todavía más nocivas. Nos han enseñado que necesitamos ciertas cosas para vivir, objetos o sueños inútiles los cuales nos atan y nos atan y nos van robando la libertad. Somos perros amaestrados, y cuanto más sigamos una pauta social menos libres seremos. Debemos vivir según nuestros principios pese a que los tiempos cambien. Si no, seremos ovejas en un rebaño de locos, dominados por objetos o pensamientos intrascendentes que nos harán ceder y olvidar nuestra propia libertad. Es triste, pero necesitamos la sociedad; más bien nos gusta la sociedad. Pero no hay que comportarse como un rebaño, nunca. Vive según tus principios y serás libre, y si aun así no lo consigues será que esos principios no tienen lugar en nuestra sociedad. Lo mejor es que vayas a vivir alejado de la civilización, en algún recoveco en el que puedas ser y sentirte libre.

jueves, 4 de septiembre de 2014

HIPÓCRITAS Y REPUGNANTES

Me repugnan los hipócritas. De hecho creo que son la peor raza humana que existe. Si alguien quiere desquiciarme por completo que venga a mi casa y me llame hipócrita. No, ahora en serio, me dan mucho asco. ¿Pero qué es un hipócrita? A veces resulta difícil de detectar. Son aquellas personas que no viven según sus principios, según sus pensamientos, según su voluntad. Es aquel tipo de persona que dice que quiere ir a ayudar a los niños pobres a la India y que después se compra unos zapatos de ciento treinta euros. Es aquel tipo de persona que dice que le importa el mundo y que por eso hace el Ice Bucket Challenge, pero que en realidad lo único que quiere es que los gilipollas de sus amigos se echen unas risas viendo como se tira un cubo repleto de agua y hielos por su jodida cabeza. Es aquel tipo de persona que  en la jerga diríamos que le va el ''postureo''; gente que tiene miedo, miedo de sí mismo y de no gustar a los demás, gente que se frena y se corta las alas por seguir una pauta social; gente que ha destrozado su yo interior por ser diferentemente igual al resto de la sociedad.
Malditos hipócritas, me dan asco. Y yo también me he llegado a dar asco, porque alguna vez he caído en sus garras. Pero no os preocupéis, estad tranquilos, no es terminal. La hipocresía tiene cura: Actuar según tus principios. Y no importa que tus principios sean sodomizar cabras, no importa en absoluto. Reconócelo si te lo preguntan y te habrás librado del mayor cáncer de la sociedad. Necesitamos personas, personas reales y que no tengan miedo a reconocer una filosofía o deidad. Que no se avergüencen de ser quienes son o de hacer lo que hacen. Aquellas personas serían las más felices que hayan pisado la Tierra. Y lo más importante: podrían dormir con la conciencia tranquila por saber que no son unos jodidos y repugnantes mentirosos. 
Podría pasarme toda la tarde escribiendo sobre los hipócritas y el asco que me dan, incluyendo miles de ejemplos que conozco y que ahora pasan por mi cabeza, pero no quiero aburriros. Así que, sin más dilación, me dispongo a dar por terminada esta entrada con una frase de un puto loco llamado Einstein y mi tergiversada versión de la misma:

-El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad. Albert Einstein.

-La hipocresía es una enfermedad repugnante. Es el herpes de la humanidad. Javier Mitjans.