miércoles, 3 de septiembre de 2014

TAXISTA Y PERVERTIDO

Dudo mucho que a estas bajas alturas os hayáis preguntado de dónde saco las ideas para crear personajes. Bien, no me importa, yo os lo cuento de todos modos. Taxistas, en ellos se encuentra la clave. El taxi es el método y servicio más cómodo y rentable para conocer personalidades. El problema es que siendo el joven burgués que soy, ninguno de ellos querría entablar conversación conmigo. La solución: crear un álter ego.  
Recuerdo una madrugada en la que el cansancio me llevó a parar un taxi. Puede que fueran las tres, o las cuatro, o incluso puede que las cinco, aunque carece de importancia. Monté en los asientos traseros del vehículo, y enseguida comencé a escupir mentiras y patrañas sobre mi vida: dije que trabajaba en la construcción por el momento y que siempre había querido ser pintor; que me fugué de casa a los diecisiete años y que había vuelto durante una temporada como el hijo pródigo, completamente arruinado. Entonces el señor taxista, un hombre que rozaba los cuarenta y cinco, me contó que su hermano también trabajaba en la obra, y cito: <<la zorra de su mujer le dejó y se fue con otro hombre porque a él le echaron y se quedó en el paro>>.  Después comenzó a despotricar sobre las mujeres diciendo que eran seres mezquinos y rateros, que solo buscaban de los hombres el dinero y que no deberían tener ni la mitad de los derechos que tienen. Era adultero, me dijo que engañaba a su pareja siempre que se le presentaba la ocasión, y me explicó cómo utilizar el dedo anular para hacer que una hembra quisiera mantener relaciones anales. 
Me quedé horrorizado, era repugnante; agradecedme que no quiera entrar en detalles. Ese hombre, a parte de depravado, era radicalmente misógino... odiaba con todo su ser a las mujeres. En fin, no es que aquella experiencia me agradara, más bien todo lo contrario, pero de ella saqué la idea de incluir un personaje similar en Maldita Libertad, llamado Dylan Barley. 
Estamos rodeados por extraños y mentirosos. Puede que el hombre más cuerdo sea el más loco y que el hombre más loco sea el más cuerdo. Solo depende del punto de vista. Puede que el presidente esté así de amargado porque lo único que quiere es acostarse con un transexual y puede que Bob Marley lo único que quisiera fuera tocar su música sin que nadie le molestara. Lo que quiero decir es que la mayoría de las personas no se muestran tal y como son, todo para mantener una imagen. Nuestro impulso natural se frena por los convencionalismos y las pautas sociales. Nos hemos de dar cuenta. Nos hemos de dar cuenta de que estamos rodeados por extraños y de que sería precioso poder conocernos tal y como somos. Pero es difícil, casi imposible, porque a todos nos han enseñado a cubrirnos con una máscara desde que éramos pequeñitos. 
Ojalá pudiéramos ser la mitad de sinceros que aquel taxista, porque podríamos compartir cientos de maneras de interpretar esta vida tan fría y monótona.

5 comentarios:

  1. Javi, eres la ostia. Este blog me ha dado varias ideas que llevar a cabo, te lo agradezco.

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  2. Me alegro tío, aquí estamos! Qué ideas rondan tu cabeza? Ya me contarás!

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  3. ahora entiendo porqué el 80% de mi biblioteca actual son autoras femeninas ;))
    todo mi apoyo y cariño!

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  4. avi, yo sobrepaso los 45 con creces y también digo lo de joven y burgues (Incluso tuve un polo Lacoste con dos cocodrilos) con el tiempo no te importará ser quién hayas sido; aunque seas el hermano del hijo pródigo (pocos se acuerdan de él)

    Me hace gracia que el post, post el de "maldita libertad" sea sobre el Taxi:
    Dos ideas.

    Taxi, es la palabra más internacional del mundo.
    Y cuando Taxi está en verde, osea libre ...corre por la ciudad a sus anchas pero no cobra ninguna carrera.

    Un abrazo.

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