''Desperté. Mi cuerpo reposaba acostado bajo la colcha y
el edredón de la cama; había permanecido inmóvil toda la noche. Giré la cabeza
para echar un vistazo al reloj que se apoyaba sobre la mesilla de noche.
Marcaba las 2.59 de la madrugada. Mi abuelo solía contarme antiguas leyendas que decían que a las tres daba comienzo la Hora del Diablo, la de los
demonios y espíritus malignos.
No podía soportar
aquella tensión, así que me levanté y fui a la cocina para encontrar un poco de
calma en el fondo de un vaso de leche caliente. Mientras bebía intentaba
recordar aquella escalofriante pesadilla que me había despertado minutos atrás.
Nada… me resultó curioso pensar en cómo los sueños, por reales que fueran, desaparecían
de la mente sin más.
Regresé a la
habitación con la esperanza de conciliar el sueño. Me tumbé y me cubrí con el
edredón de nuevo. Eché un último vistazo al reloj antes de dormir. Sus
manecillas continuaban marcando las 2.59. Fue entonces cuando lo recordé. No
estaba soñando, no había despertado, no había ido a la cocina a por un vaso de
leche, no había regresado a mi colchón… No había hecho nada de eso, nada en
absoluto, porque estaba muerto.''
En fin, hoy me apetecía escribir un relato de terror y eso mismo he hecho. Una última duda, ¿era el hombre en realidad un espíritu maligno que se despertaba a la Hora del Diablo? Quizá se lo podáis preguntar esta noche.