martes, 20 de enero de 2015

LA HORA DEL DIABLO

''Desperté. Mi cuerpo reposaba acostado bajo la colcha y el edredón de la cama; había permanecido inmóvil toda la noche. Giré la cabeza para echar un vistazo al reloj que se apoyaba sobre la mesilla de noche. Marcaba las 2.59 de la madrugada. Mi abuelo solía contarme antiguas leyendas que decían que a las tres daba comienzo la Hora del Diablo, la de los demonios y espíritus malignos.
No podía soportar aquella tensión, así que me levanté y fui a la cocina para encontrar un poco de calma en el fondo de un vaso de leche caliente. Mientras bebía intentaba recordar aquella escalofriante pesadilla que me había despertado minutos atrás. Nada… me resultó curioso pensar en cómo los sueños, por reales que fueran, desaparecían de la mente sin más.

Regresé a la habitación con la esperanza de conciliar el sueño. Me tumbé y me cubrí con el edredón de nuevo. Eché un último vistazo al reloj antes de dormir. Sus manecillas continuaban marcando las 2.59. Fue entonces cuando lo recordé. No estaba soñando, no había despertado, no había ido a la cocina a por un vaso de leche, no había regresado a mi colchón… No había hecho nada de eso, nada en absoluto, porque estaba muerto.''

En fin, hoy me apetecía escribir un relato de terror y eso mismo he hecho. Una última duda, ¿era el hombre en realidad un espíritu maligno que se despertaba a la Hora del Diablo? Quizá se lo podáis preguntar esta noche.

lunes, 19 de enero de 2015

ROZANDO LA PERFECCIÓN

El paso de la historia nos ha demostrado que ningún hombre es perfecto. No lo desmiento, pero todas las personas tienen una versión perfecta de sí mismas. Podemos alcanzar la perfección, ser la mejor versión de nosotros mismos. Seguiremos teniendo errores, fallos en el sistema, defectos... pero habremos explotado la mejor parte de nuestro yo interior.
La gente se deja llevar, se arrastra por la corriente social, aquella que les conduce al abismo de la monotonía. Todo plano, todo superfluo... todo por pereza, por echarse atrás frente al esfuerzo que supone potenciar nuestras virtudes y menguar nuestros defectos.
¿Sabéis quienes son realmente felices? Las personas que tratan de alcanzar su plenitud interior, las personas que tratan de devenir su ''perfecto yo''. 
Mire por donde mire tan solo veo mierda. Fijaos en las redes sociales, realmente parece que ya a nadie le interesen las cosas profundas; lo más probable es que tan solo encontréis jodidos y hediondos vómitos de caracteres o imágenes repletas de pornografía o humor barato.
Hay tiempo para todo, para las risas y para la cultura, pero la segunda resulta demasiado aburrida, ¿no? Supongo que por eso a la gente le encanta enriquecerse de mierda.
Ya no se valora el trabajo elaborado, y eso me cabrea. Leo un blog de psicología con cientos de datos interesantes que te ayudan a comprender cómo funcionan las personas; entre todas las entradas, no llega a seiscientas visitas. Echo un vistazo en Twitter y veo que un jodido analfabeto que ha salido un par de veces en cualquier programa del corazón ha escrito cualquier gilipollez; en menos de una hora ya alcanza los dos mil RT.
Cuanto más nos dejemos arrastrar por esas gilipolleces, más nos alejaremos de nuestro yo perfecto.

P.D. Gracias Carol Llovera por el dibujo.